A pesar de que las Islas Malvinas podrían tener una selección nacional propia como otros Territorios Británicos de Ultramar (Islas Vírgenes Británicas, Gibraltar, Anguila, Islas Turcas y Caicos, Montserrat, Bermudas e Islas Caimán), nunca se han unido a la Conmebol debido a que los países de la región respaldan el reclamo de Argentina ante el Reino Unido por la soberanía del archipiélago, sumado a la nula preparación futbolística de las islas. Hoy, el proletariado alemán ya no necesita de ninguna organización oficial, ni pública, ni secreta; basta con la simple y natural cohesión que da la conciencia del interés de clase, para conmover a todo el imperio alemán, sin necesidad de estatutos, de comités, de acuerdos ni de otras formas tangibles. Liga secreta-, sino su segunda forma, infinitamente más amplia -la pública de la Asociación Internacional de los Trabajadores-, se ha convertido en una traba para él, pues hoy basta con el simple sentimiento de solidaridad, nacido de la conciencia de la identidad de su situación de clase, para crear y mantener unido entre los obreros de todos los países y lenguas un solo y único partido: el gran partido del proletariado. Hoy, hay que someter a todo el proletariado alemán a leyes de excepción, para entorpecer, aunque no sea más que un poquito, el proceso de la formación total de su conciencia de clase oprimida.
Entonces, los pocos hombres que habían sabido comprender el papel histórico del proletariado tenían que reunirse secretamente, que agruparse a escondidas en pequeñas comunas de 3 a 20 individuos. Pero él era todavía más; era un perfecto profeta, convencido de su misión de mesías predestinado del proletariado alemán, y, como tal, aspirante directo a la dictadura política, lo mismo que a la dictadura militar. Y Born, cuyo verdadero nombre era Buttermilch, no se convirtió en un personaje político, sino en un modesto profesor suizo, que ya no traducía a Marx al lenguaje gremial, sino al plácido Renán a su alemán almibarado. Este era uno de aquellos comunistas sentimentales que tanto abundaban desde 1845 en el occidente de Alemania, y que ya por ese solo hecho abrigaba una hostilidad secreta instintiva contra nuestra tendencia crítica. Entonces, Alemania era un país de artesanado y de industria casera, basada en el trabajo manual; hoy, es un gran país industrial, sujeto todavía a una continua revolución industrial.
Se procedió, pues, a organizar de nuevo la Liga, se ido a la luz el Mensaje de marzo de 1850, publicado en el apéndice (IX, camiseta atletico de madrid negra Nº 1) y se envió a Alemania como emisario a Heinrich Bauer. Y la Liga comenzó a desempeñar un papel predominante en las asociaciones obreras, campesinas y gimnásticas, en proporciones superiores a las de antes de 1848, hasta el punto de que ya en el siguiente Mensaje trimestral dirigido a las comunas en junio de 1850, se pudo hacer constar que el estudiante Schurz, de Bonn (el que más tarde había de ser ex ministro en Norteamérica), que había viajado por Alemania al servicio de la democracia pequeñoburguesa, «se ha encontrado ya con que todos los elementos útiles están en manos de la Liga». Luego vino la detención en Hamburgo, primero de Nothjung y después de Haupt, quien traicionó a sus compañeros, denunciando los nombres de los que formaban el Comité Central de Colonia; él era el que había de servir en el proceso de testigo principal de cargo; pero sus parientes no quisieron pasar por esa vergüenza y lo expidieron a Río de Janeiro, donde más tarde se estableció como comerciante, llegando a ser, en pago de sus méritos, primer cónsulo general de Prusia y después de Alemania.
Inmediatamente después de la condena disolvimos nuestra Liga; pocos meses más tarde fenecía también el Sonderbund de Willich-Schapper. Con el proceso de Colonia termina el primer período del movimiento obrero comunista en Alemania. El 13 de junio de 1849 en París, la derrota de las insurrecciones de mayo en Alemania y el aplastamiento de la revolución húngara por los rusos pusieron fin a todo un período de la revolución de 1848. Pero el triunfo de la reacción no era todavía, ni mucho menos, definitivo. Aquel bravo zapaterillo era un diplomático innato. Pero esta manera fría de apreciar la situación era para mucha gente una herejía en aquellos momentos en que Ledru-Rollin, Luis Blanc, Mazzini, Kossuth y los astros alemanes de menor magnitud, como Ruge, Kinkel, Gögg y qué sé yo cuántos más, se reunían en Londres para formar a montones los gobiernos provisionales del porvenir, no sólo para sus países respectivos, sino para toda Europa, y en que sólo faltaba recibir de los Estados Unidos el dinero necesario, a título de empréstitos revolucionarios, para llevar a cabo, en un abrir y cerrar de ojos, la revolución europea, y con ella, naturalmente, la instauración de las correspondientes repúblicas.
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